Todos, en algún momento, hemos jugado y muchos seguimos haciéndolo. Sin embargo, cuando surge la pregunta “¿qué es un juego?”, resulta un poco complicado poder dar una respuesta concreta. El célebre filósofo y lingüista Wittgenstein (1973) plantea, incluso, que definir esta palabra llega a ser casi imposible, aun cuando todos podemos reconocer un juego cuando lo vemos. Es como si jugar fuera algo tan natural para nosotros que resulta más fácil ponerlo en práctica que ponerlo en palabras.
Esta extraña mezcla de complejidad y familiaridad que envuelve al juego podría estar ligada a su naturaleza cambiante y plurifuncional. Es decir, ¿para qué sirve en realidad un juego? ¿es solo una actividad placentera que utilizamos los humanos para dejar pasar el tiempo?
Para Lacayo y Coello (1992), especialistas en diseño curricular y deportes, el juego se entiende como un estímulo que propicia, a quien lo experimenta, la posibilidad de ver incrementadas distintas cualidades, volviéndose más hábil, perspicaz, diestro, fuerte e incluso alegre. Así, el juego parece extender sus dominios para dejar de ser una herramienta meramente lúdica y consolidarse como un agente que nos empuja al aprendizaje.
La importancia del juego en el desarrollo de las personas es tal, que muchos teóricos basaron gran parte de sus estudios en este constructo. Así, el psicólogo Jean Piaget (1946), reconocido por sus amplios aportes al estudio del desarrollo infantil y por ser el creador de la teoría constructivista, lo concebía como un elemento clave en la asimilación del mundo, pues permite experimentar distintos escenarios y roles de los adultos, crear y aceptar reglas y trabajar la creatividad. Además, su teoría expone como el juego va evolucionando conforme crecen las personas y de esta manera el hombre puede ir desarrollando la capacidad de simbolizar en su mente (Piaget, 1946), capacidad que, además, usará a lo largo de su vida.
Habiendo entendido que cuando hablamos de “juego” nos referimos a un concepto amplio en todo el sentido de la palabra, resulta fácil notar que existen también muchos tipos de juegos, con diferentes clasificaciones según el autor que se elija. Los que nos conciernen directamente en esta página son los juegos de video; los cuales a su vez, pueden ser divididos en muchas categorías dependiendo su calidad gráfica, género o público al cual están dirigidos.
Sea cual fuera la naturaleza del videojuego, en los últimos años se ha vinculado el hecho de utilizar este tipo de juego al concepto de “gaming”, lo cual no es otra cosa que la traducción literal de la palabra “jugar” (o “jugando”, dependiendo del contexto), posiblemente motivado por la cada vez mayor acogida que ha tenido este medio en la cultura popular. Así, esta definición resulta bastante útil actualmente, pues en ningún otro caso se hace referencia al hecho de jugar (ya sea un deporte o juego de mesa) con este vocablo específico, ni siquiera en el idioma inglés. Si bien no se puede definir a ciencia cierta quién o dónde se utilizó esta palabra para referirse específicamente a los juegos de video, se cree que el uso en nuestro idioma se generalizó a partir del uso de la denotación “gamer” para aquellos que juegan juegos de video.
De cualquier manera, queda claro que intentar definir lo que es un juego y todo lo que rodea a este concepto no es tarea fácil. Sin embargo, esto no niega el hecho de que el gaming ha podido formar cada vez más parte de nuestro día a día, llegando a cautivarnos y apasionarnos de manera legítima. Es por eso que los invitamos a ver el siguiente video que comparte lo que pueden llegar a significar los videojuegos para un gamer. ¡A jugar!
Referencias:
- Lacayo, M. y Coello, L.(1992) “Educación Física, Deporte y Recreación al Alcance de Todos.” Honduras: Talleres de NICOP.
- Piaget, J. (1946). “La formación del símbolo en el niño”. Fondo de cultura económica.
- Wittgenstein, Ludwig (1973). “Tractatus Logico-Philosophicus”