Todos hemos jugado alguna vez, es más, algunos mantenemos la sana costumbre de seguir jugando, ya sea con amigos o familia. ¿Quién ganará? ¿Qué nuevos chistes o bromas aparecerán durante el juego? ¿Qué estrategias tendré (o tendremos) que aplicar? ¿Será fácil o difícil? El juego es una excusa para juntarnos con las personas que queremos, pasar un buen rato con ellos y aprender.
Sí, aprender.
Hoy en día, el juego se entiende de forma bastante completa, siendo visto como una herramienta capaz de potenciar el aprendizaje ya que es, para la mayoría de seres vivos, una forma natural, agradable y concreta de entender el mundo que los rodea. Juegan los leones de cachorros a que cazan, mordiendo y persiguiendo a sus hermanos, mientras nuestros hijos actúan como mamá, papá, doctores o bomberos; asumiendo roles de futuras profesiones y oficios, imaginando escenarios nuevos y diferentes.
El biólogo y psicólogo, Jean Piaget, dedicó una vida de estudio a comprender cómo las personas evolucionamos, centrándose principalmente en la etapa de la niñez. En el libro “La formación del símbolo en el niño” (Piaget, 1946), el autor presenta el juego como “el conducto de la acción a la representación”, refiriéndose a que el juego permite al niño crear distintos escenarios y situaciones, que luego puede recrearlas en su mente, a través de la imaginación. A partir de esto, nosotros podemos simular distintos escenarios en nuestra mente, generar hipótesis, probarlas. Así, Piaget y otros colegas como Vigotsky y Winnicott, entendieron al juego como un elemento crucial para el desarrollo del hombre.
Cómo era de esperarse, todo este conocimiento ha sido llevado hasta el ámbito educativo, incursionando en colegios, universidades y otros ambientes en donde, a través de diversas actividades lúdicas, los niños aprenden y se desarrollan. Vigotsky (1988) sostiene que el juego potencia la educación porque es la principal y más placentera actividad del niño, asegurándonos que la persona le prestará un interés particular y consistente. Así también, señala que el juego puede ser entendido como un tipo de lenguaje con el cual el niño puede expresar sus emociones, contar experiencias y llevar a cabo fantasías de manera simbólica, lo cual ayuda a potenciar sus habilidades. (Vigotsky, 1979). Por su lado, el pediatra y psiquiatra Winnicott (1979) explica que el juego no solo está relacionado con la parte cognitiva, sino que tiene una estrecha relación con lo afectivo, siendo así una herramienta bastante completa para el desarrollo de la persona.
De esta manera tenemos una actividad natural y placentera para la persona que va a ser educada, que nos brinda un espacio en donde las reglas no serán vistas como elementos que acortan la libertad, sino como mecanismos necesarios para asegurar que el juego sea retador, justo y divertido para todos. Permite a las personas explorar diversas conductas, sin la presión constante de equivocarse, ya que si se pierde “es solo un juego” y fomenta la relación entre los que participan en este, por lo que el acompañamiento a las personas se desarrolla de manera más natural y orgánica (Romero & Turpo Gebera, 2012). Esto puede, incluso, verse plasmado en los videojuegos. En palabras de Berns (2013), “Realmente los entornos virtuales brindan un inmenso potencial para configurar contextos de gran dinamismo, llenos de entretenimiento, atractivos y facilitadores de la interacción”. Además la capacidad de los juegos virtuales de poner en contacto gente de todo el mundo a través de internet aportan incluso aún más posibilidades.
¿Pero cómo podemos lograr esto? Aquí, en Playing House, te explicamos cómo, compartiéndote el juego Hombre Lobo, uno de los más solicitados por los chicos en los talleres y que puede ser utilizado tanto en un salón de clases como en una reunión de amigos, sin importar la edad. Dale click abajo para que puedas ver el link en Facebook:
¿Conocen ustedes otros juegos de este tipo? ¿Utilizan o han utilizado juegos para desarrollar habilidades en sus hijos o alumnos? ¡Esperamos sus comentarios!
Referencias:
- Berns, A., González-Pardo, A., y Camacho,D. (2013). Game-like language learning in 3-D virtual environments. Computers & Education, 60 (1), 210-220.
- Ouariachi, T., Olvera-Lobo, M. D., & Gutiérrez-Pérez, J. (2017). Analyzing climate change communication through online games: Development and application of validated criteria. Science Communication, 39(1), 10-44.
- Piaget, J. (1946). La formación del símbolo en el niño.
- Romero, M. & Turpo Gebera, O. (2012). Serious Games para el desarrollo de las competencias del siglo XXI. RED. Revista de Educación a Distancia. Num 34, 1-22.
- Vigotsky, L. (1966). ³El papel del juego en el desarrollo del niño En el Desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona. Gedisa. España.
- Winnicott, D. (1971). Realidad y juego. Buenos aires: Gedisa.